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Atentado al Sitio de Memoria Melinka-Puchuncaví

La Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, repudia el atentado perpetrado el día domingo 2 de octubre 2022, en el Sitio de Memoria Balneario Popular y Campo de Prisioneros Políticos Melinka-Puchuncaví, particularmente en la cabaña-celdas hoy espacio de exhibición museográfica y Monumento Nacional carácter de histórico.

El hecho perpetrado nos fue informado ayer lunes 3 de octubre a por personal municipal, realizando ese mismo día la denuncia del caso ante la PDI departamento de Derechos Humanos. En paralelo se tomo contacto con diversas organizaciones civiles  de derechos humanos de  sitios de memoria como también de las instituciones públicas.

Viajamos a terreno a inspeccionar el espacio y encontramos graves daños, junto a identificar cuatro focos de incendio con todos los elementos para quemarla. 

Al ingresar constatamos la destrucción de una obra patrimonial, realizada por el dioramista Rodolfo Gutierrez “Zerreitug”, que retrataba una escena de campo de concentración. Esa obra tan representativa tiene un valor incalculable, donde además de destruirlo se robaron todas las figuras talladas en madera y que representaban a los presos políticos.

Creemos que las iniciativas de recuperación de los Sitios de Memoria para poner en valor estos espacios que se vinculan a la historia reciente de nuestro país, se gestionan en una total soledad y orfandad. Aquí se requiere el apoyo de las voluntades políticas y que la institucionalidad gubernamental en conjunto con las organizaciones civiles brinden los elementos básicos de sostenibiliddad, poniendo especial énfasis en las iniciativas regionales.

Esperamos que junto al negacionismo y la relativización de la violencia político-estatal de dicho período, estos actos reiterados en Chile sean perseguidos judicialmente, de manera de contar, de una buena vez, con espacios democráticos para una cultura de derechos humanos en el presente.

Agradecemos infinitamente las muestras de afecto y apoyo que hemos recibido de organizaciones civiles y públicas, así como a la red de compañeras y compañeros.

Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví

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Ex campo de prisioneros de Puchuncaví se hace acreedor de Fondo de la Subsecretaría de Derechos Humanos

Entre los años 1970 y 1973, Puchuncaví albergó a uno de los 16 balnearios populares que se crearon en Chile, lugares que contaban con cabañas o pabellones con forma de “A” además de un casino. Estos sitios estaban destinados a cubrir el derecho al descanso y la recreación de los trabajadores y sus familias, las que iban rotando cada 15 días, entregándoles la oportunidad de disfrutar de las que, en muchos casos, eran las primeras vacaciones de verano de su vida.

A fines de 1973, el balneario fue transformado en un campo de prisioneros políticos, pasando a denominarse Melinka y se mantuvo en estas funciones -administrado por la Armada de Chile- hasta el año 1976 cuando, con 167 prisioneros, fue cerrado.                

Estas son algunas de las historias que la Subsecretaría de Derechos Humanos, a través del Fondo Concursable para proyectos de Cultura y Sitios de Memoria busca resguardar, fortaleciendo la memoria histórica y la reparación simbólica de las violaciones de derechos humanos ocurridas entre 1973 y 1990, manteniendo vivo el recuerdo de las víctimas y contribuyendo al fomento de una cultura de respeto y promoción de los derechos humanos en nuestro país.

Al respecto, la seremi de Justicia y Derechos Humanos de Valparaíso, Paula Gutiérrez Huenchuleo, enfatizó que “nuestro gobierno y, en especial, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, se ha manifestado con un profundo y constante compromiso con la defensa, la promoción y protección de los derechos humanos, y la obligación de contribuir a la verdad, justicia y reparación, respecto de los crímenes de la dictadura. Por ello, queremos agradecer el trabajo permanente que realizan las diversas organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos junto a otras actorías sociales que potencian los procesos colectivos de elaboración de memorias y el trabajo coordinado entre cada uno”.

Este año, y por tercera vez, la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, o Corporación Melinka, se hizo acreedora en nuestra región del Fondo de Cultura y Sitios de Memoria 2022, en la línea Sitios de Memoria, con el proyecto “Fortalecimiento y avances en la consolidación del espacio Museo de Sitio Melinka-Puchuncaví”, financiamiento que les permitirá continuar con su misión de rescatar y poner en valor la historia del lugar, su memoria, las prácticas culturales que se desarrollaron, las vivencias de quienes estuvieron en el lugar durante la dictadura militar, y seguir con la promoción y el desarrollo de los derechos humanos, la cultura, entre otros aspectos, junto a la comunidad.

El presidente de la corporación, Rodrigo del Villar, destacó la relevancia de trabajar por la conservación histórica de lugares como este, y señaló que “es importante pensar que este lugar representa todo lo que no debe pasar en un país. Este lugar tiene que ser el testimonio para las nuevas generaciones de lo que se vivió en esa época. En ese sentido, creo que es importante conservarlo y preservarlo para el futuro, dado que tiene importancia no solo a nivel comunal o regional, sino a nivel nacional ya que es uno de los pocos espacios que se han logrado recuperar desde la nada”.

Este fondo, de la Subsecretaria de Derechos Humanos, es un aporte al fomento de una cultura de respeto y promoción de los Derechos Humanos en nuestro país y busca contribuir al trabajo que desarrollan las organizaciones.

Finalmente, Silvana Griffero, coordinadora de proyectos de la Corporación Melinka, señaló que “este proyecto se conforma por un grupo interdisciplinario de profesionales y, en esta ocasión, una parte importante del proyecto es el levantamiento de una torre de vigilancia para una futura construcción en base a documentos históricos, fotografías, sobre todo, levantando las especificaciones técnicas o planimetrías, que van a servir de soporte”.

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La Memoria Dormida

Columna por Rodrigo del Villar Cañas, 6 abril 2022

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento,
el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella
tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”
Cien Años de Soledad
Gabriel García Márquez

Con Dylan como música de fondo, inspiradora, escribo estas líneas que dicen relación con el tema de la memoria dormida y el despertar de la misma.

Estas líneas son sobre Melinka, aunque no desde la perspectiva de nuestra Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, sus logros y avances, sino desde su real origen que mucho tiene que ver con mi propia historia y una idea especial un poco loca y un poco utópica en sus inicios y de cómo nació esta.

Para ello, debo retroceder en el tiempo a mayo de 1976, fecha en que contra mi voluntad y deseo debí abandonar el país. A mi salida de 3 Álamos se me dio un plazo perentorio de quince días para encontrar acogida en algún país, caso contrario debía atenerme a las consecuencias bastante obvias por cierto.

El 29 de mayo de 1976 Roberto Kozak, un amigo entrañable, encargado del CIME en Chile me acompañó al aeropuerto y subió conmigo al avión para asegurarse que nada ocurriese con mi seguridad. Finalmente bajó del avión pocos minutos antes que se cerraran las puertas y el Lufthansa despegara de suelo chileno. Fue uno de los viajes más largos de mi vida, primero Buenos Aires luego Frankfurt, Copenhague y finalmente Estocolmo.

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Con la reconstrucción de la cabaña y su puesta en valor culmina proyecto museográfico del campo de prisioneros Melinka Puchuncaví

La aspiración de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví por reconstruir ya está lista para abrirse a la toda la comunidad y así conocer sobre la historia de esta colonia de veraneo que fue campo de detención en dictadura. Esto fue posible gracias al financiamiento del Ministerio de Justicia y los DD.HH.

Este mes ha concluido el proyecto titulado “Diseño e implementación museográfico y museológico del museo de sitio balneario popular y campo de prisioneros políticos Melinka Puchuncaví etapa 1” que nos ha permitido como organización llevar a cabo la primera parte del diseño museológico y museográfico de este Monumento Nacional en la categoría de Histórico.

Se trata de un proyecto que fue financiado por el Fondo Concursable para Proyectos de Cultura y Sitios de Memoria 2021 de la Unidad Programa de Derechos Humanos convocado y financiado por la Subsecretaría de Derechos Humanos (SDDHH) del Ministerio de Justicia y los DDHH, que nos fue adjudicado desde el mes de mayo.

“Con todos los contratiempos y dificultades que trajo la pandemia, el proyecto ha terminado, y podemos decir que se ha desarrollado en un período de tiempo muy acotado, cumpliendo satisfactoriamente los objetivos, sus resultados y productos planteados”, explica Silvana Griffero, coordinadora general del proyecto y miembro de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví. 

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La gente de Puchuncaví salió a la calle a vernos pasar y aplaudir.

Recuerdos a 45 años del Cierre del Campo de Prisioneros Políticos Melinka – Puchuncaví

Por: Rodrigo del Villar Presidente, Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví.

17 de noviembre de 1976. Los últimos 168 prisioneros políticos recluidos del campo Melinka -Puchuncaví fueron puestos en libertad.

La presión internacional finalmente había conseguido que la dictadura cívico militar se viese forzada a liberar los presos políticos de Puchuncaví. 

Fue un momento de enorme trascendencia, pensando en el significado que la libertad tiene para cualquier ser humano más aún como en el caso de los presos políticos (PP) en este país, que permanecían indefinidamente detenidos por la famosa ley de seguridad interior del Estado. 

La alegría y emotividad por el reencuentro con la familia fue enorme. Pero al mismo tiempo, el recuerdo de tantos camaradas conocidos en el transcurso del tiempo fueron asesinados o hechos desaparecer, oscureció de alguna manera esta liberación y también sembró la inseguridad frente a una nueva realidad que se abria fuera de las alambradas: que no había garantías de ningún tipo frente a esta libertad tremendamente vigilada.

Este emblemático ex campo de veraneo y posterior campo de prisioneros políticos vivió una metamorfosis que el paso del tiempo y el clima costero fueron borrando paulatinamente. 

Con la creación de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncavi, se inicia una etapa cuyo fin es la recuperación de la memoria y el trabajo mancomunado entre ex PP, nuevas generaciones y la comunidad de Puchuncaví. 

Esta nueva situación nos hace ver un futuro enormemente positivo y de muchas perspectivas de enorme importancia para la comuna, la región y el país, porque podemos construir un testimonio de lo que fue ese horror, para que las generaciones actuales y futuras lo conozcan y valoren la democracia y los DDHH.

A continuación comparto  un extracto de las memorias de Germán Larrabé, llamadas  “Liberación”

«Durante la campaña para las elecciones presidenciales del año 1976 en los Estados Unidos, el candidato demócrata Carter se distanciaba de la política de Ford y acusaba a las dictaduras militares por las permanentes violaciones de derechos humanos.

Su amenaza era restringir la ayuda militar y las relaciones económicas con todos los regímenes dictatoriales en América del Sur. El gobierno de Pinochet estaba amenazado de un aislamiento diplomático en caso de no mostrar signos de mejoría.

A principios de noviembre Carter ganó las elecciones contra Gerald Ford y se preparaba para asumir el cargo en enero de 1977.

En un gesto de democratización para la opinión pública internacional, Pinochet decidió, de un día para otro, liberar a los detenidos por «Estado de Sitio ». 

A mediados de noviembre, por la radio, nos enterábamos de la medida de amnistía y no podíamos creer que los buses llegarían al día siguiente para trasladarnos a Santiago. 

Fué todo tan rápido que nadie reaccionó en forma racional. 

Durante la noche antes de la liberación, sufrí el primero de varios cólicos renales. El Dr. Francisco Vielma, el chico Vielma, me injectó un calmante y en esas condiciones guardé mis cosas, agarré mi televisor, mis libros, y no sé cómo me subí al bus de carabineros.

 Francisco se sentó a mi lado y yo tengo vagos recuerdos del viaje. Lo que sí noté fue el contraste con el viaje de ida. El año 74 íbamos en el suelo del bus, y los carabineros iban sentados en los asientos normales. O sea, nadie nos vió. 

Ahora íbamos sentados normalmente y la guardia consistía en solamente unos pocos carabineros repartidos por el bus. 

La gente de Puchuncaví salió a la calle a vernos pasar y aplaudir.«

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