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Ex prisionero de Melinka-Puchuncaví: “Nos tenían prisioneros en un sistema de régimen militar estricto”

Un foro público finalizó la exposición fotográfica “Versiones Resilientes sobre prácticas culturales en Campo de Prisioneros Políticos Melinka-Puchuncaví” en Osorno. Presos políticos del campo contaron su testimonio a los niños que los visitaron.

Emoción y profundidad en los contenidos marcaron el cierre de la exposición “Versiones Resilientes sobre prácticas culturales en Campo de Prisioneros Políticos Melinka-Puchuncaví” que fuera presentada durante el mes de septiembre en la Corporación Cultural Alliance Française, de Osorno.

Durante diez días, la exposición fue visitada por varios cursos provenientes de colegios y liceos de la provincia, que fueron guiados por exprisioneros del Campo de Concentración.

En la jornada de clausura, coorganizada por la Corporación Cultural Alliance Française, la Universidad de Los Lagos y la Corporación Memoria y Cultura Melinka-Puchuncaví, participaron Patrick Puigmal, Vicerrector de Investigación y Desarrollo de la casa universitaria y los sobrevivientes del Campo de Concentración de Prisioneros Políticos Rodolfo Balbontín, Renato Alvarado, Jorge Weil y José Antiñir.

Durante su intervención, Jorge Weil recordó que los jóvenes de las escuelas le habían preguntado la razón de la existencia de Campos de Concentración de Prisioneros en Chile?, enfatizando que “la respuesta a un gobierno popular democráticamente elegido fue el boicot de las clases dominantes y un golpe de Estado que no solo buscaba derrocar al gobierno de Allende, sino que se propuso desde el primer día exterminar a la élite popular y política mediante la práctica sistemática del Terrorismo de Estado, las violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad”.

Weil agregó que para ese fin, se empleó a las instituciones del Estado para encarcelar masivamente a dirigentes políticos y sindicales en lugares en centros deportivos como el Estadio Nacional, Estadio Chile, Estadio de Playa Ancha, Estadio de Concepción, Estado de Talcahuano y luego campos específicos como Isla Dawson, Tejas Verdes, Pisagua, Chacabuco, Tres Alamos, Ritoque y Puchuncaví para encarcelar a la gente que provenía de los Centros de Tortura como el Cuartel Terranova-Villa Grimaldi, Londres 38 entre otros lugares.

“El objetivo fue, desde el principio, establecer condiciones nuevas que terminaran con los derechos históricos de los trabajadores, para así incrementar la tasa de ganancias de los negocios. Para los grupos económicos era imposible mantener la institucionalidad y los derechos de los trabajadores. Por ello suspendieron la constitución, cerraron el parlamento, prohibieron los partidos políticos, prohíbe circular a los ciudadanos en las noches, neutralizaron el poder judicial y la contraloría de la República”, explicó.

Renato Alvarado se refirió a la situación represiva al interior del campo “la situación de privación de libertad por seguridad interior del Estado, situación de secuestro sin orden de ningún tribunal de justicia, prisionero sin acusación de nada, sin tener derecho a un abogado y en una incertidumbre total del tiempo de estadía en prisión, éramos unos rehenes”, sinceró, agregando que “los milicos nos tenían prisioneros en un sistema de régimen militar estricto con trabajos forzados, castigos, obligación de marchar, privación de visitas en forma permanente.”

Igualmente se refirió a “una noche llegó una pobladora a pedir ayuda. Se encontraba a punto de parir. El comandante nos consultó a Pancho Vielma y a mí, si nos podíamos hacer cargo de la situación y le ordenó al enfermero y la guardia ponerse a nuestra disposición. Hicimos el trabajo de parto y nació Blanca Melinka, una linda mujer hoy. Al día siguiente, desfilaban los prisioneros ofreciéndole artesanías de regalo, poemas y objetos a la recién nacida”. Esto consolidó nuestra relación con los habitantes de Puchuncaví”.

Rodolfo Balbontín se refirió a la publicación que anunciaba 119 muertos en enfrentamientos en Argentina.

“Cuando leímos la lista nos dimos cuenta de que eran los compañeros que habían compartido con nosotros en los centros de tortura y que eran en realidad detenidos por la DINA y que estaban desaparecidos. En la huelga participaron más de un centenar de prisioneros. Cuando le entregamos la carta, nos hicieron formar y nos ofrecieron la penas del infierno, que éramos subversivos, que estábamos infringiendo la ley. Nos enviaron en régimen de aislamiento a una barraca separada de los otros prisioneros. La solidaridad y el estímulo entre nosotros fue fundamental para resistir el hambre y denunciar el montaje de la DINA concerniente a los 119”.

Finalmente, José Antiñir recordó su compromiso con las luchas campesinas y la Reforma Agraria antes del golpe, para luego enfrenar la tortura y la represión junto a sus hermanos y su padre en Melinka-Puchuncaví. “Esto se prolonga hasta la actualidad (y por eso) sigo comprometido activamente con las luchas del movimiento mapuche por la recuperación de sus tierras”.

La actividad cerró en torno a un vino de honor ofrecido por los organizadores.

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